Alonso León Mena
Instituto Costarricense del Deporte y la Recreación (ICODER)
La vida del ser humano está concebida en el movimiento, desde que estamos en el vientre
de nuestra madre nos mantenemos en constante movimiento, es por esta razón que hoy más
que nunca es de vital importancia promover cualquier acción que esté orientada a mantener
un estilo de vida activa; es decir, todo aquello que esté relacionado al ejercicio, a la
actividad física, el deporte y la recreación; debe ser apoyado, impulsado y, sobre todo
desarrollado, en función de la población infantil y juvenil. Esto no quiere decir que la
población de adultos jóvenes, adultos y los adultos mayores no sean importantes, -claro que
lo son y lo seguirán siendo-; sin embargo, los niños, niñas y adolescentes deben ser
prioridad UNO, ya que si estimulamos en ellos un estilo de vida activa seguramente
crecerán más saludables, y mediante la actividad física, podrán prevenir muchas
enfermedades.
Es en la etapa de la niñez en la que aprendemos muchísimas cosas esenciales para la vida,
aunque claramente en esa etapa hay un tema central, importantísimo para TODOS y
TODAS, ese tema es JUGAR. Me atrevo a asegurar que (por favor cierre sus ojos y
recuerde pasajes de su infancia) lo que más deseábamos cada día era salir a jugar, a
cualquier cosa, lo verdaderamente importante era jugar, pero no puedo omitir que cuando
hago este ejercicio de recordar algún pasaje de mi infancia, necesariamente recuerdo una
Costa Rica muy diferente a la que tengo frente a mí hoy día. Sin embargo, hay que
adaptarse a las circunstancias, entonces no podemos ni debemos buscar excusas para
justificar el error que se comete a diario de no dedicar tiempo o estimular a los niños y
jóvenes para que jueguen y se muevan.
En virtud de lo anterior, el papel de los padres y madres de familia es determinante, porque
si papá y mamá tienen una vida sedentaria o de poco movimiento, envían un mensaje claro
y directo al niño o al adolescente de moverse poco o nada, y es que si en determinado
momento se les llama la atención para que no tengan un estilo de vida sedentario,
perfectamente podrían dar como respuesta algo así: “Pero tú tampoco haces nada, no sales a
caminar, ni juegas” entonces aquí, en esta posible respuesta, hay un mensaje clarísimo:
papás hay que predicar con el ejemplo, hay que activarse, para poner en acción a los hijos.
Sin embargo no solo el papel de los padres de familia es determinante, ya que al ingresar a
los niños al sistema educativo, los y las docentes también deben sumarse a la misión de
evitar o disminuir los estilos de vida sedentarios, hay que brindarles información a los niños
y adolescentes, incluir en todas las clases un espacio para realizar un juego, un
estiramiento, recomendaciones, etc. Pero, por supuesto, hay una clase que debe asumir una
posición preponderante en este proceso de activación y educación, y esa es la clase de
Educación Física ya que es un eficaz instrumento de la pedagogía, por cuanto ayuda a
desarrollar las cualidades básicas del hombre como unidad bio-sico-social.
Entonces es aquí donde surge una pregunta que todos deben hacerse: ¿por qué es
importante la actividad física?
Para poder responder a esta pregunta es preciso saber antes qué es lo que se entiende por
salud. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), la salud es el estado de completo
bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedades.
La actividad física mejora todos los aspectos incluidos dentro de esta definición: el
bienestar físico, el bienestar mental, el bienestar social, la prevención y el tratamiento de
enfermedades
Así pues, hay que ver la actividad física como una parte importante dentro de un estilo de
vida saludable (donde también se incluye la alimentación, el descanso, los hábitos
higiénicos, etc.), ya que puede intervenir de manera muy decisiva para mejorar todos los
aspectos relacionados con la salud.
Pero para que la actividad física permita alcanzar todas estas metas depende,
evidentemente, de que se haga en la justa medida, como norma general, y que sea realmente
parte de las actividades de la vida. Es por ello que hay que hacer un programa de actividad
física adicional (también denominado programa de ejercicio físico, por ejemplo salir a
caminar al menos 30 minutos, bailar, trotar, practicar algún deporte individual o colectivo,
jugar, etc.) que permita conseguir bienestar físico, mental y social, así como prevenir y
tratar las enfermedades o, dicho de otra manera, que mejore tanto como sea posible, la
salud de la persona.
Así, la actividad física se define como los movimientos corporales producidos por la
contracción de los músculos esqueléticos que incrementan el consumo de energía más allá
del nivel basal. La actividad física puede ser categorizada de varias maneras, incluyendo el
tipo, la intensidad y el propósito.
El ejercicio ha sido definido como una subcategoría de la actividad física que es planeada,
estructurada, repetitiva y con propósitos de mantenimiento o mejoría de la capacidad física.
A los efectos de una mejoría en la condición física y la salud de las personas, si bien toda
actividad física es importante, el ejercicio constituye la vía más efectiva para lograr la salud
integral y, específicamente, para prevenir las enfermedades crónicas no transmisibles.
Los beneficios de la actividad física y el ejercicio para la salud han sido amplia y
profusamente probados a nivel internacional: El Informe del Cirujano General de los
Estados Unidos de América, titulado “Physical Activity and Health”, ha establecido con
sólida base científica, que “…la actividad física reduce el riesgo de mortalidad prematura
en general, y de enfermedades coronarias del corazón, hipertensión, cáncer del colon y
diabetes mellitus en particular. La actividad física también mejora la salud mental y es
importante para la salud de los músculos, huesos y articulaciones” (US DHHS PHYSICAL
ACTIVITY AND HEALTH , 1996, pag. 4).
La participación regular en actividad física también parece reducir la depresión y la
ansiedad, mejora el estado de ánimo e incrementa la habilidad para realizar las tareas
diarias durante el curso de la vida” (US DHHS PHYSICAL ACTIVITY AND HEALTH,
1996, pag. 5).
Definitivamente moverse, hacer actividad física, ejercitarse o simplemente jugar es muy
bueno para mejorar la calidad de vida. Entonces, pongamos manos a la obra y
aprovechemos las oportunidades que se nos presenten para movernos.