Melissa Segura
Ecology Project International
La mente de un joven tiene una enorme capacidad de aprender, de interpretar y de crear conciencia de todo lo que sucede a su alrededor. Posee además la característica de enlazar su corazón a esta conciencia para ser sensible ante diversas situaciones y al final, de empoderarse lo suficiente para hacer cosas extraordinarias para cambiar esa realidad, ya sea como parte de un grupo o como individuo.
Con este precepto, podemos entonces entender que cuando un joven tiene el conocimiento, las competencias, las disposiciones y los comportamientos adecuados pueden impactar el mundo.
Esto es precisamente lo que la organización sin fines de lucro Ecology Project International, y con presencia en seis países, realiza desde hace 14 años, por medio de un programa de bio alfabetización que integra la ciencia y la conservación en un programa educativo dirigido especialmente a jóvenes de colegio con edades entre 14 y 20 años. El programa – declarado de interés educativo por el Ministerio de Educación Pública – desarrolla conocimiento ecológico, disposiciones (sensibilización), y las competencias científicas necesarias para que los jóvenes puedan tener comportamientos eco-amigables y se conviertan en líderes de conservación en cualquier industria o actividad donde se vayan a desempeñar en el futuro.
El programa tiene una duración de seis meses, en el cual se trabaja en primera instancia con los profesores, quienes son los que acompañan y dan soporte al programa. La segunda fase abarca una experiencia de campo de 4 días y 3 noches en una reserva privada ubicada en playa Pacuare, uno de los sitios más importantes del mundo para la anidación de la tortuga Baula. Durante esos días, los estudiantes trabajan 30 horas de currículum académico alineado al Programa de Educación Diversificada del MEP. Este currículum académico es acompañado por el componente de conservación, por medio de horas de voluntariado para la protección de la tortuga Baula, especie amenazada y vulnerable a la acción humana.
“El programa EPI trabaja bajo un modelo constructivista, de aprendizaje basado en indagación, donde promovemos que nuestros participantes utilicen competencias como la observación, la recopilación de datos y el análisis, para entender realmente la naturaleza, cómo sus partes se interrelacionan, cómo impacta el ser humano en ella y así, crear soluciones a los problemas ambientales actuales. En cada país en el que trabajamos incorporamos investigación, capacitación y voluntariado para la protección de especies y hábitats en peligro de extinción. En el caso de Costa Rica, trabajamos con las tortugas Baula y Verde, ambas amenazadas”, explica Miguel Fuentes, Director para Costa Rica.
Un programa que va más alla
El seguimiento es otro de los componentes principales del programa, por ello, es que posterior a la experiencia de campo, los estudiantes pueden optar por tres caminos:
Desarrollar un proyecto de investigación con el acompañamiento de Asesores, asignados por la Organización.
Expresar por medio de fotografías, dibujo, pintura, arte reciclado, teatro, baile o danza, temáticas de conservación.
Ser parte de Sebali Eco-Tsurí, club ecológico de la Organización, y que integra a jóvenes ex participantes para que puedan seguir desarrollando proyectos en conservación con el apoyo de EPI.
Tanto los proyectos de investigación como de expresión artística son presentados en BioCiencia, actividad final que reúne a todos los centros educativos que participaron durante el año. En el caso de los proyectos de investigación, son evaluados en una feria científica desarrollada en el evento, y evaluada por jueces del Programa Nacional de Ferias de Ciencia y Tecnología; los acreedores del primer lugar ganan su participación junto con el profesor en el Programa de Ecología de Islas en México.
Cada año EPI recibe a cerca de 450 estudiantes ticos de 23 centros educativos en los meses de abril a julio, muchos de estos estudiantes de zonas vulnerables del Caribe, que son apoyados para participar en el programa. En los 14 años ha trabajado con más de 6.300 estudiantes, quienes han aportado más de 104 mil horas de voluntariado en la protección de la tortuga Baula y Verde, protegiendo y monitoreando cerca de 3.500 nidos y ayudando a nacer a 80 mil tortuguitas.
En relación con la educación científica, un 97% de los estudiantes indicó que haber participado en el programa les ayudó a entender mejor conceptos científicos; además se logró un incremento del 22% en el nivel de conocimiento de los participantes acerca de diversas acciones que pueden realizar para reducir su huella ecológica y apoyar de manera activa la conservación, y se registró en promedio una mejora del 35% en comportamientos amigables con el medio ambiente.
EPI cree que para cambiar el mundo cada persona debe empezar a cambiarse a sí misma y aspira a contribuir con jóvenes más conscientes de su realidad, pero también de su rol en el medio en que viven y de esta forma asegurar la sostenibilidad del futuro empezando por hoy y por un joven a la vez.
Si su centro educativo está interesado en participar en el programa EPI, comuníquese con:
Melissa Segura, Comunicación y Extensión
Tel. (506) 4000-2727 ext.12
melissas@ecologyproject.org
Más información en:
www.epicr.org
www.facebook.com/EPICostaRica