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El año pasado se llevó a cabo la Conferencia Macro de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático en París, Francia. Hace seis años, la XV Conferencia sobre Cambio Climático, celebrada en Copenhagen (COP15), no logró alcanzar un acuerdo que sustituyera al Protocolo de Kioto. Por esta razón, el COP21 constituyó el primer esfuerzo, en veinte años de negociaciones en Naciones Unidas, para llegar a un acuerdo global y vinculante sobre clima.
Acuerdos. El acuerdo busca fortalecer la respuesta global contra el cambio climático, bajo el contexto del desarrollo sostenible y los esfuerzos para erradicar la pobreza. Para lograr esto, se propone mantener el incremento de la temperatura media global por debajo de los 2°C con respecto de los niveles preindustriales, y perseguir esfuerzos en limitar el incremento de la temperatura en 1.5°C. Estas medidas están destinadas a disminuir los riesgos e impactos del cambio climático.
Por otro lado, procura ampliar la capacidad de adaptación a los impactos del cambio climático y fomentar la resistencia climática, y la disminución de las emisiones de gases efecto invernadero, de manera que la producción alimentaria no se vea afectada. Igualmente, los flujos financieros deben ser consistentes con el camino hacia la reducción de los GEI y el desarrollo resiliente al clima.
La persecución de estos objetivos toma en consideración las diferencias en capacidades y condiciones de cada una de las partes involucradas. Es decir, los países desarrollados asumen la responsabilidad de seguir liderando los esfuerzos y adoptando medidas de reducción total de las emisiones.
Así las cosas, un proceso que dio inicio después del “fracaso” en Copehagen condujo a un compromiso real de parte de todos los Estados miembros de las Naciones Unidas en formar parte de los esfuerzos por mitigar los efectos del cambio climático. Países como China, Estados Unidos, y los Estados árabes, principalmente Arabia Saudita, que son los que han contribuido en mayor proporción a la emisión de GEI, se suman a este proceso.
La experiencia del COP21 muestra no solo que es posible alcanzar acuerdos mundiales, a pesar de las diferencias sociales, económicas, y culturales; sino también, que la labor humana, llevada al extremo, produce efectos negativos, y son los más vulnerables los que se ven más afectados.