Dra. Kathryn von Saalfeld.
Nutricionista
Desde bebés, tenemos un gusto sensible al dulce que resulta importante aprender a manejar. A la misma vez, estamos constantemente bombardeados por los medios de comunicación con alimentos y bebidas altamente azucarados, además de la constante disponibilidad en la casa, fiestas de cumpleaños, entre otros, que hacen imposible que un niño hoy en día no esté expuesto a múltiples tentaciones azucaradas.
Muchos padres aún caen en el error de pensar que el azúcar en cantidades altas es necesaria para los niños. Los niños necesitan energía diaria, pero lo ideal es que la obtengan de alimentos que les aporten nutrientes esenciales, y no solo ¨calorías vacías¨.
Para lograr un balance saludable, considere lo siguiente:
- No catalogue alimentos como “prohibidos”, “premios”, “malos”. Está comprobado que esto hace que los niños los quieran más, y los lleguen a usar como “premios” o “relajantes” cuando están tristes, ansiosos o preocupados. Recuerde que los niños que crecen en ambientes muy restrictivos, tienen mayor probabilidad a desarrollar sobrepeso u obesidad.
- Limite los dulces que tiene en la alacena. No convierta su despensa en un supermercado de productos dulces. Mantenga tan solo unas cuantas opciones dulces por semana, preferiblemente con algún valor agregado nutricional. Por ejemplo, puede combinar el cereal de desayuno azucarado con uno saludable alto en fibra, mantener galletas integrales en casa, u ofrecer frutas con dip de chocolate oscuro o yogurt, en lugar de postres altamente azucarados.
- Explíquele a los niños que los dulces son para merienda o postre, no deben ser la base de la alimentación, porque no tienen todos los nutrientes que necesitan para crecer y ser fuertes. Además, satisfaga el gusto por lo dulce con alimentos frescos, las frutas son los ¨confites¨ que la naturaleza nos ofrece.
- Cuide el consumo de bebidas azucaradas. Muchas opciones de jugos comerciales contienen ¡hasta 8 cucharaditas de azúcar por envase de 250 ml! La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los niños no consuman más de 5 cucharaditas de azúcar al día.
- Eduque a sus hijos sobre las consecuencias del consumo excesivo de azúcar. No caiga en el error de darle connotaciones “estéticas” al consumo excesivo de azúcar, como por ejemplo decir “que te va a engordar”. Lo mejor es explicarles que hay alimentos con muchos nutrientes que les ayudan a crecer y estar fuerte, y hay otros que no tienen los nutrientes para crecer, y por eso deben comerse ocasionalmente. Puede también resaltar que el consumo excesivo de azúcar es dañino para los dientes, y que puede provocar malestar estomacal.