Lic. Manuel Chaves Quirós
Orientador
Expositor en TEDx Pura Vida ED 2017
El bullying o matonismo viene siendo un tema recurrente, aunque nada nuevo dado que, por desgracia, ha sido un fenómeno que conocemos de siempre en las instituciones educativas en prácticamente todo el mundo.
El término “bullying” se deriva del verbo inglés “to bully” que significa “usar la fuerza o la influencia para intimidar a alguien”.
Podemos señalar que el bullying “se refiere a toda forma de acoso y que se manifiesta en maltrato físico, verbal y emocional que se produce entre escolares, de forma reiterada y a lo largo de un periodo constante de tiempo”. Hay bullying cuando:
- Es intencional, de uno o varios compañeros hacia otra persona con el objeto de causar dolor y sufrimiento.
- Hay una relación desigual o desequilibrio de poder, o sea, que la víctima se percibe vulnerable y desprotegida ante el agresor, con menos “poder”.
- Es una acción repetida y continua, no es un episodio aislado (es precisamente aquí en donde hay más confusión de algunas personas).
Se ha logrado determinar que dentro del contexto educativo pueden darse:
- El bullying ascendente (de estudiantes hacia docentes).
- El bullying descendente (de docentes a estudiantes).
- El bullying horizontal (entre iguales).
Me ha llamado la atención un artículo que leí acerca de que en Dinamarca están implementando, como medida para combatir este fenómeno, los “exámenes de empatía”, que básicamente son una apuesta por enseñar la gestión de las emociones en los colegios y escuelas. Señala el artículo en mención, que científicamente esa capacidad de “ponerse en el lugar del otro” se puede estudiar científicamente “porque a las personas empáticas se les activan más las llamadas neuronas espejo”, las cuales son las que permiten el” aprendizaje por imitación”, la emulación, y también esa capacidad de empatía, ya que vivimos la acción del otro como nuestra y nos ayuda a comprenderla.
Pues bien, en Dinamarca se han tomado muy en serio el aprendizaje de las emociones y le han dado un énfasis tal que también en las Islas Canarias en España están replicando esta experiencia con la implementación de una asignatura llamada “Educación Emocional y para la Creatividad”.
Ambas experiencias ponen de manifiesto la importancia de darle un énfasis mucho más importante a las habilidades sociales, a eso que conocemos como “habilidades blandas”, que no es más que aprender, primero que nada, a ser buenas personas.
Desde hace más de dos décadas la Escuela Nueva Laboratorio Emma Gamboa, la cual es una institución pública en donde convergen el mismo Ministerio de Educación y la Facultad de Educación de la UCR, en un convenio de cooperación bipartita, implementa lo que llamamos “Padrinos y ahijados”.
Básicamente, esta estrategia consiste en que los estudiantes que están en su último año de la escuela se “emparejan” con los niños que inician su etapa escolar en el nivel “Interactivo II”, cuya edad es de 5 años.
Esos chicos y chicas de 6to grado se encargan de hacer un recibimiento especial a los nuevos “inquilinos” de la escuela para darles una bienvenida especial, a lo largo del año los acompañan en diferentes proceso de clase, y también en algunos períodos de juego en donde comparten unos con otros, meriendan juntos y aprenden de sí mismo y sí mismas.
Esto tiene un efecto circulante muy poderoso ya que, por un lado, los niños y niñas de 5 años se sienten bienvenidos y apoyados en su nueva etapa “fuera del hogar” y, por otro lado, los chicos y chicas de 12 años se posicionan en un lugar donde se sienten importantes para los más pequeños y mejor aún: se despierta en ellos mismos una sensibilidad enorme con respecto “a los otros”.
Es esta pues una buena experiencia que estamos desarrollando en el país y que valdría la pena llevarla a la mayor cantidad de escuelas posibles como una alternativa más para que nuestros estudiantes se “encuentren” entre sí y puedan desarrollar esa habilidad de ser personas empáticas y sensibles, a las cuales les va a costar muchísimo aplicar cualquier forma de acoso contra los demás.