Desde siempre en las aulas.

Marcela Tomás Madrigal

Fue durante el verano después de haberme graduado del colegio que me decidí definitivamente por la carrera de Educación. Una carrera que tiene que nacer desde lo más profundo del ser, debido a que nos convertimos en mamás y papás, psicólogos, enfermeras, secretarias… y también educadores y educadoras.

Los primeros seis años de laborar en Educación los pasé en un instituto de idiomas donde tuve la oportunidad de enseñar a personas de todas las edades. Mis alumnas y alumnos podían ser de edad escolar o hasta adultos mayores. La enseñanza del idioma inglés para el desarrollo de la comunicación oral fue lo que enseñé en esos días.

Al principio fue difícil darme mi lugar, ya que tenia estudiantes que podían tener más edad que mi mamá y mi papá en aquel entonces. Lo interesante fue que, conforme iba dando las lecciones, iba yo también aprendiendo a profundizar más en mi conocimiento personal del idioma.

Trabaje otros seis años en prescolar donde me divertí mucho, porque el contenido que podía dar en las clases lo aplicaba en mi casa cuando mis niños estaban pequeños. Las tardes lluviosas en el hogar se llenaron de tijeritas, goma, crayolas y muchos libros de colorear. No podía faltar la plasticina, las tarjetitas hechas en casa para los parientes o los cassettes con música infantil y las películas  educativas en VHS de algún programa infantil de aquellos años.

En el año 2000 busqué nuevas fronteras y nos mudamos a la Zona Sur. Allá fue diferente la experiencia ya que, al no estar en la ciudad, te hace planificar mejor las lecciones en cuanto a los recursos se trata. No todos los alumnos tenían acceso a internet. Cuando al pedir materiales, yo  tenia que contemplar, al menos, que coincidiera con un viaje de los padres de familia a Ciudad Neilly (Villa Neilly para muchos lugareños todavía), otros se desplazaban a Golfito, y otros hasta la frontera con Panamá.

Organizar un desfile del 15 de Setiembre fue toda una hazaña. La costurera de Ciudad Neilly viajaba hasta David en Panamá a traer las telas y tenia todo un muestrario en su casa. Por supuesto que era como una mini pasamanería en su casa.

Impartí lecciones en primer y segundo ciclo de primaria, también en tercer ciclo de secundaria. Fue impactante ver lo bien que dominaban el idioma, y en la mayoría de los casos, el interés prestado a la materia. Las lecciones las impartíamos casi que al aire libre y tratábamos de relacionar los temas cuando se prestaba a la naturaleza. Era el elemento que abundaba por doquier.

Al año siguiente me trasladé con la familia de nuevo a la ciudad. Otra página nueva se abría ante mí. Esta vez me contrataron para dar clases en tercer y cuarto ciclo de colegio. Con una población mayor a la que estaba acostumbrada a enseñar, el ingenio del docente y su empatía tienen un papel muy importante.

El padre y la madre de familia ya no se involucra tanto con la institución, ya que las y los jóvenes tienen más autonomía en al hogar y en el centro educativo. Formas innovadoras para llamar la atención a la lectura eran una lucha diaria, pues este era el énfasis en mis lecciones y fue lo que más costó lograr. Quien no lee no desarrolla su imaginación. Los sentidos juegan un papel muy importante para entender y amar las palabras plasmadas en las páginas de un libro. La cotidianeidad con la que un escritor o escritora cuenta una historia y como entrelazamos esas palabras y viajamos a lugares lejanos son parte de la magia de leer.

He recibido miembros del cuerpo diplomático en mi casa cuando buscan reforzar el idioma inglés durante su estadía en nuestro país. El tener que crear un plan de estudio a la medida requiere de trabajo, ya que no todos y todas avanzamos al mismo tiempo ni iniciamos con el mismo nivel de conocimiento.

La formación de personas no termina nunca. A pesar de que me alejé de las aulas hace unos años, aún doy clases. Entreno al nuevo personal que ingresa a la empresa donde actualmente laboro. Les ayudo a familiarizarse con las herramientas de trabajo y con los procedimientos que aplicamos. Esa transición, que es un aprendizaje, va a determinar la calidad de ese empleado. A mis clientes y clientas siempre les enseño cosas nuevas que los van a hacer más independientes, lo cual es un aspecto muy importante en la educación.

La educación es parte esencial de la vida, en el mundo globalizado en el que vivimos aprender un segundo idioma es de suma importancia; la educación para la vida es parte de un proceso de largo plazo en donde, tanto las y los estudiantes como las y los docentes, deben comprometerse. Y es así como siempre procuro dar lo mejor de mí. Doy sin esperar nada a cambio. Ser educador es algo innato.

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