El fenómeno Bullying

ACEP

A nivel escolar, los niños son actores que construyen, determinan e influencian la “pequeña” sociedad que la escuela les representa.
Aquí se encuentra una de las dificultades más comunes durante esta etapa y que genera un profundo impacto tanto en la conducta, emoción, como en los modelos a seguir del niño: El comportamiento “Bully” o el fenómeno del “Bullying”. (literalmente del inglés, la palabra bully significa: matón o agresor).
Este comportamiento encuentra su definición en una “serie de incidentes crueles repetidos en el tiempo, con un rol definido de víctima y victimario. Dichos incidentes obedecen a la intención de intimidar de forma física, verbal o psicológica a la víctima a fin de obtener una cuota de poder sobre ella”.
El fenómeno Bullying puede no ser exactamente igual en todo lugar, pero tiene el mismo efecto emocional en todas las personas que lo sufren, algunas veces este efecto dura toda una vida y deja una impresión duradera en aquellos que lo presencian.
A los padres les resulta difícil manejar una situación de este tipo indistintamente de la parte con la que se este lidiando (agresora o agredida). Si el niño o niña comunica que esta siendo víctima de este tipo de abuso, hay que concentrarse en ofrecerle apoyo y contención, no importa cuan enojado o indignado se sienta.
Algunas veces los niños dudan en comunicar el abuso pues se sienten avergonzados de que esto les suceda, puede preocuparles que el no saber manejarlo decepcione a sus padres, o sentirse culpables por el comportamiento de los otros (“si pudiera actuar diferente esto no sucedería”) incluso, pueden sentirse asustados de que en caso de que el “Bully” se entere, las cosas se pongan peor. Muchas más veces de lo que uno cree, a los niños les preocupa que sus padres les digan “que devuelvan el golpe” lo cual los obliga a asumir una posición confrontativa que además de generarles temor, no es saludable, ni es la respuesta.
Reforzar positivamente al niño/a por ser valiente y hablar de ello, recordarle que no está solo/a, enfatizar que es el “Bully” quien está decidiendo actuar inadecuadamente y asegurarle que juntos encontrarán una solución para lidiar con ésto, son herramientas valiosas para el manejo de esta situación. El objetivo es reemplazar la victimización por la autoafirmación.
Por el contrario, los padres que tengan que lidiar con el comportamiento “Bully” de su hijo/a logran empezar abrir los canales de comunicación para determinar que “beneficio” les confiere utilizar este mecanismo de intimidación, cuál es la necesidad que no está resuelta aún.
Generalmente cuando hay interés en obtener poder o control sobre los demás, subyace una necesidad de ser valorado, aceptado o tomado en cuenta.
De igual forma es importante evaluar las tres fuentes principales del modelado de la conducta agresiva: las influencias familiares, las influencias subculturales, y el modelamiento simbólico.

Señales de acoso

  • Presencia de lesiones físicas, pérdida o rotura de pertenencias.
  • Cambios de humor repentinos inusuales.
  • Tristeza o síntomas de depresión.
  • Aislarse, no socializar de forma acostumbrada.
  • Descenso en el rendimiento escolar.
  • Miedo de asistir a clase o excusas para faltar.
  • Síntomas Psicosomáticos (vómitos, dolores abdominales)

¿Cómo brindar apoyo?

  • Refuerce positivamente por la valentía de compartir esta situación.
  • Escuche sin interrumpir o juzgar. Deje que el niño se desahogue.
  • Mantenga la calma y no demuestre excesiva angustia delante del niño.
  • Comuníquese con el encargado del niño a nivel escolar (maestra, guía, etc).
  • No propicie la venganza.
  • Discuta alternativas asertivas de respuesta al acoso y practíquelas con el niño.
  • Dependiendo del grado de ansiedad y conflicto, procure apoyo psicológico.

¿Cómo reconocer conductas bully?

  • Ausencia de empatía ante el sufrimiento ajeno; burlas hacia sus iguales.
  • Falta de cumplimiento de las normas en general (escolares, familiares).
  • No asumir responsabilidad por su conducta, ni pedir perdón cuando ha actuado mal.
  • Enorgullecerse de su conducta agresiva.
  • Mostrarse prepotente e intolerante con sus pares.

¿Qué hacer?

  • Demuestre amor, aunque desaprueba su comportamiento, busque apoyo y seguimiento del caso.
  • Ayude a que sus hijos manifiesten sus insatisfacciones y frustraciones sin agresión.
  • Canalice la conducta hacia actividades no agresivas.
  • Establezca un canal de comunicación y confianza con sus hijos. Ellos necesitan sentirse escuchados.

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