Kathia Hidalgo
Ministerio de Educación Pública (MEP)
Los estilos de vida son los comportamientos y prácticas cotidianas que adoptan las
personas a lo largo de su vida. Cuando estas prácticas propician la salud de los
individuos podemos hablar de estilos de vida saludables. “La promoción de estilos de
vida saludables debe contemplar 3 aspectos fundamentales, a saber: practicar una
alimentación saludable, el fomento de la actividad física diaria y una adecuada salud
mental.” (Arce y Claramunt, 2009)1
Desde edades tempranas se van adquiriendo los estilos de vida, por esta razón es que es
más sencillo consolidar los hábitos saludables a los niños y niñas antes de que adquieran
comportamientos y actitudes inadecuadas, ya que es más difícil propiciar los cambios en
personas adultas con conductas adquiridas por muchos años.
De acuerdo con la carta de Ottawa (1986) “… la salud se crea y se vive en el marco de
la vida cotidiana: en los centros de enseñanza, de trabajo y de recreo”, por esto los
centros educativos, como escenarios donde se favorecen los procesos de aprendizaje y
convivencia, tienen especial importancia en el fomento de estilos de vida saludables en
la población estudiantil, la cual es vulnerable a la adopción de nuevas prácticas.
Es fundamental que en los centros educativos se favorezca la práctica de actividad física
no sólo en los tiempos de descanso, sino como parte de las actividades diarias, además
de enfatizar la importancia de adoptar hábitos alimentarios saludables para que los
estudiantes aprendan a consumir alimentos variados en cantidades adecuadas para su
edad y características fisiológicas.
Uno de los esfuerzos valiosos del Ministerio de Educación Pública en coordinación con
el Ministerio de Salud, fue la publicación del “Reglamento para el funcionamiento y
administración de los servicios de soda en centros educativos públicos” (Decreto Nº
36910 y sus modificaciones) cuyo objetivo es: “Promover la salud de la comunidad
educativa mediante el desarrollo y mantenimiento de hábitos alimentarios saludables,
como parte del proceso formativo integral a partir de la experiencia vivencial en el
centro educativo público, todo sobre la base del interés público.” La idea es que la soda
sea un “aula” más, un espacio que al estar dentro del centro educativo, fomente hábitos
alimentarios saludables en la población estudiantil.
El considerando 5 de este reglamento, apoya la importancia del ambiente escolar en el
fomento de los estilos de vida saludable, el cual menciona “Que la evidencia científica
ha señalado al ambiente escolar como un ambiente idóneo para propiciar una cultura
de alimentación saludable, bajo una orientación educativa constructivista y sobre la
base de las potestades conferidas a la Administración en el ordenamiento jurídico, en el
1 Arce, A.; Claramunt, M. (2009). Educación para la Salud como tema transversal en el sistema
educativo costarricense. Guía para docentes y personal de salud. San José, Costa Rica.
marco de una relación de sujeción especial, realizando una adecuada ponderación
entre el interés superior del niño, niña y adolescente y la libertad de comercio.”
Por otro lado, en el considerando 6 se enfatiza la responsabilidad de ambos Ministerios
a propiciar entornos saludables en los centros educativos, donde se garanticen
oportunidades para la adopción de hábitos alimentarios saludables a fin de mejorar la
salud de la población estudiantil.
Y es que como parte de los antecedentes de este reglamento, se tienen los datos de la
Encuesta Nacional de Nutrición de 2008 en los que se mostraba un aumento en la
incidencia de sobrepeso y obesidad infantil, que ya se convierte en un problema de
salud pública. Según señala la evidencia científica, estos problemas son factores de
riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles que acarrean limitaciones en las
personas que las padecen y altos costos en los tratamientos con impacto en los servicios
de salud del país.
Como los estilos de vida son conductas adquiridas, es de gran relevancia que se
consoliden las prácticas saludables desde temprana edad, ya que es más fácil consolidar
los hábitos saludables de manera temprana, antes que los niños y las niñas adquieran
comportamientos negativos, ya que cambiar los conocimientos, las actitudes, valores y
patrones de comportamiento inadecuados toma mucho más tiempo y exige también un
orden o estrategia metódica, si se quiere alcanzar resultados positivos.
Es por esto que cobra especial relevancia la adopción de hábitos alimentarios
saludables: consumir alimentos variados de acuerdo con nuestras condiciones
fisiológicas y respetar los tiempos de comida, así como practicar actividad física
diariamente.
El escenario educativo es un lugar especial, idóneo para el fomento de estilos de vida
saludable, donde se complementan muchos aprendizajes y experiencias.