Sonia Marta Mora Escalante | Ministra de Educación
Con la consolidación de las sociedades industriales y el avance de la industria
farmacéutica, las principales causas de muerte y enfermedad pasaron de ser las
infecciosas a factores relacionados con el ambiente y nuestros estilos de vida.
Las ciudades contaminadas por el humo de los vehículos y la industria, el sedentarismo
de los crecientes sectores de la sociedad que se alejaron del trabajo del campo o el cuido
del hogar para ganarse la vida en una oficina, sentados frente a un escritorio y,
posteriormente, al frente de una computadora. Cambiamos la comida preparada en casa
con ingredientes naturales por alimentos saturados de preservantes, grasas, azúcar y
saborizantes artificiales que contaminan nuestros organismos y merman nuestra salud.
Los niños, que antes jugaban libremente por los barrios y las plazas, por asuntos de
seguridad y tiempo, fueron desarrollando sus días cada vez más dentro de las paredes de
su casa, especialmente frente al televisor o las consolas de video juegos. La inmensa
oferta de golosinas y comida “chatarra” abarrotaban las sodas escolares, la millonaria
inversión en publicidad los hacía consumirlos cada vez más, a la vez que iba creciendo la
obesidad infantil en niveles casi epidémicos.
Por eso nos hemos dado a la tarea de fomentar un estilo de vida saludable desde los
primeros años de vida, enseñarles a nuestros niños y niñas que el autocuidado implica
una responsabilidad y un compromiso con su propia salud, en la búsqueda del amplio
concepto de sentirnos mejor.
Es importante introducir a los y las estudiantes en las formas de hacer ejercicio, de
controlar y confeccionar su propia dieta y programa de actividad física y cómo hacer mejor
uso de las facilidades disponibles en su comunidad.
Tener un cuerpo significa quererlo; el cuerpo y la mente constituyen un solo sistema, no
se puede realizar un cambio en uno sin influir en el otro. La salud mental y la corporal
están íntimamente ligadas, por eso insistimos en integrar el sentir con el pensar y
naturalmente con el actuar.
Queremos niños y niñas que disfruten el correr, el saltar, el bailar, el comer frutas frescas
y preparaciones sanas, no queremos que sea sólo una obligación programática, sino que
aspiren a ello. Queremos que conozcan el concepto actual de salud, que incluyan
herramientas de carácter preventivo para llegar a ser adultos sanos.
La actividad física es también una actividad grupal, una que integra y fomenta valores
como el esfuerzo por mejorar, la solidaridad, el trabajo en equipo, el compromiso y la sana
competencia. Por eso desarrollamos protocolos de estilo de vida saludables que nos
ayuden a reconocer y respetar nuestros cuerpos y el de los otros, con programas de
actividad física que reconozcan las condiciones, las peculiaridades y la individualidad de
cada uno y cada una, que sean a la vez graduales y generen hábitos sostenibles en el
tiempo para conseguir adultos sanos y plenos.
En este proyecto es vital la labor de nuestro profesorado, que inspira con mensajes
coherentes y acciones específicas, que entiende el funcionamiento del cuerpo en
desarrollo, les previene de lesiones con impacto posterior y les prepara para enfrentar su
entorno, aprovechar las instalaciones y los períodos disponibles.
Pero también es vital la labor de las madres y los padres. Sabemos que la sociedad actual
limita cada vez más el tiempo que pueden dedicarse a sus hijos, pero es necesario que
encuentren momentos de calidad en los cuales les estimulen con sus palabras, pero
especialmente con sus acciones.
Es fundamental que eviten vicios como el alcohol y el cigarrillo; o en todo caso no los
practiquen frente a sus hijas e hijos, ellas y ellos los ven como un ejemplo y ustedes les
están enseñando a acortar y mermar la calidad de sus vidas. Practiquen con ellos algún
ejercicio, salgan a jugar los fines de semana, limiten su tiempo frente a las pantallas, son
demasiado jóvenes para ser tan sedentarios. Hagan de la alimentación saludable un
asunto de familia, investiguen e incorpórenlos responsablemente a la preparación de la
comida, usen ingredientes naturales en lugar de enlatados y productos industriales, no los
premien con frituras o bebidas carbonatadas, compartan la mesa en familia, enséñelos a
Todos juntos podremos formar a nuestras niñas y niños para que encuentren un sentido
en sus vidas, que desarrollen su autoestima y puedan disfrutar de sus cuerpos de manera
responsable. Un cambio en este sentido es urgente y nos será recompensado con una
mejor calidad de vida.