Wendy Acosta Barrantes1, Laura Herrera Quesada2
1 Licenciada en Nutrición (cód. 828-11) jodayda@hotmail.com – 2 Licenciada en Nutrición
En los últimos doce años, la prevalencia de sobrepeso y obesidad en la población costarricense ha mostrado un crecimiento. Según la Encuesta Nacional de Nutrición (2008-2009), aproximadamente el 21% de niños y adolescentes presentan estas condiciones de salud en la actualidad, en comparación con el 14,9% de 1996. Las mujeres y hombres adultos revelan más de un 60% con sobrepeso y obesidad en 2008-2009, mientras que en 1996 estas condiciones cubrían aproximadamente el 48% de la población costarricense adulta.
Uno de los factores responsables es la conducta alimentaria de la población, modificada en los últimos años por la misma sociedad, la necesidad de facilitar y disminuir el gasto en alimentación, e influidos por múltiples situaciones, ya sea los medios de comunicación o lo que dice la misma sociedad. La vida sedentaria se suma a la inadecuada alimentación, y por lo tanto, se relaciona con aumento de peso.
Los efectos del contenido de los mensajes publicitarios influyen sobre la información, las actitudes y el comportamiento. El peso de la exposición a estos mensajes depende en gran medida del tiempo de permanencia ante el mensaje, el contenido de éste y el contexto sociocultural en donde ocurre la exposición. Generalmente, los productos alimenticios que se promocionan en los distintos medios, son altos en calorías, y la frecuencia del consumo de estos productos va en aumento, lo que lleva a una ingesta mayor de energía.
Al mirar a nuestro alrededor, veremos que nos encontramos rodeados por anuncios publicitarios; están allí con sus formas atrevidas y sus mensajes insinuantes. La publicidad comunica, informa e intenta seducirnos, usa ciertos códigos y elementos en sus mensajes con el firme propósito de vendernos un producto, bien o servicio. La publicidad, al igual que los medios de comunicación social, ejerce una gran influencia en el hombre, se vale de muchos medios de persuasión y es modeladora de actitudes y comportamientos en el mundo de hoy.
Uno de los factores que contribuyen a la eficacia publicitaria, como medio de promoción comercial de los productos y servicios, radica en su capacidad de persuasión o de convencimiento. Por lo tanto, se puede asegurar que la persuasión es un mecanismo utilizado para inducir alguna idea o deseo de otra persona. Por supuesto, existe mucha influencia a través de los medios de comunicación en el aspecto alimentario, ya que toda publicidad maneja estrategias para llamar la atención del consumidor, lo que hace que se estimule el consumo del producto y se promuevan hábitos alimentarios.
La publicidad de productos alimenticios en televisión puede generar una influencia negativa o positiva, esto dependiendo de los hábitos alimentarios que promuevan, si los productos que estimula a ser consumidos representan un beneficio o un perjuicio para la salud o si son incompatibles con la educación nutricional aplicada en Costa Rica. Una publicidad mal empleada puede ser generada por una regulación ineficaz por parte de las autoridades correspondientes; el permitir cierto grado de libertad en el momento de emitir un anuncio publicitario, puede dar pie a que las empresas la utilicen para promover la venta de sus productos en cualquier circunstancia y sin tomar en cuenta las consecuencias que pueda generar su consumo.
Se realizó un análisis de anuncios publicitarios de alimentos en los horarios de mayor audiencia y programación infantil en los canales nacionales de Teletica y Repretel. Para clasificar el producto alimenticio promocionado se trabaja con las trece categorías: bebidas con azúcar añadida o sin ella, bebidas alcohólicas, carnes y embutidos, dulces y azúcares, grasas, cereales con azúcar añadida, cereales sin azúcar añadida, lácteos con azúcar añadida o sin ella, comidas rápidas, suplementos, leguminosas y granos, salsas y sopas, y snacks.
Cada uno de los anuncios fue seguidamente evaluado con la colaboración de un profesional en publicidad. Se analiza, para cada anuncio por categoría, el mensaje implícito: nombre y marca, mercado (población a la cual se dirige el anuncio), y medios de presentación (color, personajes, sonidos). Además, el mensaje explícito: la carga del anuncio (sensorial, emotiva y/o racional), estrategia publicitaria (análisis denotativo y connotativo), de esta manera, se determina qué tipo de hábitos alimentarios se están promoviendo.
El análisis muestra cómo el comportamiento publicitario es totalmente predecible. La mayoría de los anuncios publicitarios de alimentos son clasificados en categorías que incluyen alimentos altos en grasa y azúcar.
Gráfico 1
Fuente: W. Acosta, L. Herrera, 2011
Tanto población infantil como joven y adulta, se ve persuadida por estos anuncios utilizando colores, imágenes y sonidos que influyen directamente en los gustos alimentarios y los deseos de cualquier persona. Estos datos coinciden con estudios similares realizados en otros países donde se concluye que los productos que presentan mayor promoción en medios televisivos son altos en azúcar y grasa.
Gráfico 2
Fuente: W. Acosta, L. Herrera, 2011
Durante la programación infantil, el comportamiento es prácticamente el mismo, a excepción de las bebidas con azúcar añadida, donde el número de repeticiones es bajo (ver Gráfico 2). Parte del problema generado por la publicidad con efecto negativo, es que ésta influye directamente en el receptor, principalmente si es niño o niña. El trabajo realizado por algunos padres de familia, especialistas e incluso por autoridades gubernamentales, para promover una alimentación saludable, puede decaer a causa del poder de persuasión de la publicidad, siendo más eficiente en el individuo que otros programas educativos.
Gráfico 3
Fuente: W. Acosta, L. Herrera, 2011
Los hábitos alimentarios que se promueven en los distintos anuncios publicitarios de alimentos, en un 47% son inadecuados. Esto sugiere que, de los anuncios que promueven algún habito directamente, y según la estrategia publicitaria del mismo, la mayoría no coincide con los programas de promoción de salud y educación implementados por el gobierno, ya que promueven todo lo contrario, incitando hábitos alimentarios incompatibles con la salud.
Estudios elaborados en los diferentes países del mundo concluyen que es importante poner en marcha programas de educación para la salud y regulaciones estrictas para la publicidad de alimentos transmitida sobre todo en programas dirigidos a la población infantil y adolescente. Los estudios revisados permiten llegar a la conclusión de que la televisión y la exposición a la publicidad de alimentos es claramente solo un factor, en un patrón complejo de factores sociales y personales, que pueden ser determinantes en el desarrollo de los hábitos alimentarios pobres, el sobrepeso y la obesidad en niños.
No hay certeza de que la publicidad televisiva de alimentos sea causa del aumento de la obesidad infantil. Sin embargo, hay pruebas indirectas suficientes para justificar la consideración de su contribución a un efecto causal de la obesidad como “probable”.