Luis Humberto Campos Castillo
Asesorías y Capacitación en Seguridad, Salud Ocupacional y Emergencias – luishcampos@
Muchos padres de familia tienden a creer que cuando sus hijos están en la escuela, colegio o universidad están seguros, que es el lugar que no solo le brinda educación si no que también cumple con todas las normas para garantizarle su estabilidad y seguridad, pero basta con percibir el mínimo movimiento sísmico para que esa paz y tranquilidad que teníamos se vuelva en nuestra contra.
Ante esto les hago las siguientes preguntas:
¿Es el centro educativo al cual su hijo o hija asiste un lugar seguro? ¿Cuenta al menos con un Plan de Evacuación que sea conocido por todos los alumnos (as) y se practique al menos dos veces al año? ¿Tendrá el centro educativo la cantidad necesaria de extintores contra incendio y estarán éstos con su carga vigente? ¿Tendrá a caso la señalización de seguridad bien demarcada y las zonas de seguridad con capacidad para albergar a todo el estudiantado? ¿Conoce el personal docente técnicas de primeros auxilios para hacerle frente a una eventual emergencia? ¿Contarán al menos con un botiquín equipado para atender las necesidades del centro educativo?
Son siete preguntas muy sencillas de responder; pero si usted respondió no sé, o no en una o más de ellas, es posible que su hijo o hija esté en un lugar que no cumpla con las normas mínimas de seguridad o lo haga parcialmente.
Esto nos lleva a poner nuestras barbas en remojo y cuestionar si en realidad el monto que mensualmente pagamos por la educación de nuestros hijos también nos ofrece seguridad.
Solo como ejemplo recordemos ¿Cuál fue nuestra reacción aquella mañana en que se desató el Terremoto de Cinchona y nuestros hijos estaban en el centro educativo, o cuales fueron nuestras palabras al ver por televisión las tomas de niños (as) desorientados (as) y heridos o perdidos durante el Terremoto de Haití?
Imágenes y recuerdos no muy gratos tememos de esas dos experiencias, ¿Pero qué hicimos después de eso? El susto ya pasó y olvidamos una vez más que a nosotros nos puede pasar y lo vulnerable que es nuestro país ante un desastre natural.
Los profesionales en Salud Ocupacional, velamos por la seguridad y la salud de las personas. Tenemos la capacidad de ver los riesgos que otros no ven, de poder alertar con antelación para que un riesgo no se materialice en una emergencia y de dar el soporte necesario para que nuestros centros educativos, empresas o casas sean cada día lugares más seguros.