Rosario Aguilar G.
florlis@hotmail.com
El tema del fomento de la lectura es uno de los más delicados desde el punto de vista educacional. Está claro que la lectura es importante y que es bueno que los niños y jóvenes lean. Pero a veces pareciera tratarse de una cantinela en la que ninguno de los actores involucrados termina asumiendo la responsabilidad.
Enseñar a leer está a la altura de cualquier maestra o maestro, pero inculcar el amor a la lectura es una tarea de magos en un mundo en el que todo parece atentar contra ella: televisión, videojuegos e Internet, entre otros.
Antonio Basanta, Gemma Lluch, Pedro Cerrillo y Elsa Guiar del Centro de Estudios y Promoción de la Lectura y Literatura Infantil y Juvenil han elaborado una serie de sugerencias o claves para acercar a los niños y jóvenes a la lectura. Algunas de ellas me parecen especialmente importantes, por lo cual las comentaré.
El primer aspecto a resaltar es que estos investigadores coinciden en la necesidad de partir del respeto a los jóvenes y niños a la hora de afrontar el tema de los libros. Cuando se habla de respeto se habla de no imponer y de escuchar reconociendo que cada momento del desarrollo humano tiene sus características y particularidades.
Proponen:
1) No imponer la lectura. Proponerla como invitación y nunca como obligación o castigo porque así se le sataniza. Los libros obligatorios suelen ser perjudiciales para descubrir el gusto por la lectura.
2) Dejar que sean ellos mismos quienes elijan sus libros y lecturas.
3) Sugerir lecturas desde el convencimiento y dando ejemplo.
4) Las lecturas compartidas. Con los menores son buenos pretextos para establecer contacto, diálogo.
5) Proponer libros que hayan sido pensados para jóvenes.
6) Crear espacios físicos y temporales.
7) Las bibliotecas públicas. Fomentan clubes de lectura ideales para ésta práctica y para el diálogo entre adultos y jóvenes.
8) No empeñarse en que lean a los clásicos porque la mayoría de éstos no fueron escritos para el público juvenil. Esa inversión de los hechos es nefasta para descubrir el placer por la lectura.
9) Leer no sólo significa leer narrativa. Es también acercarse a la enciclopedia, a los periódicos, a las revistas, a los textos de Internet o al cómic. Estas lecturas recuperan o crean poco a poco el hábito lector.
10) Hay que tener en cuenta la literatura clásica contemporánea en todos sus géneros.
11) No hay que evitar la literatura más comercial. No debe haber lecturas excluyentes.
12) Es un error querer homologar los criterios, intereses y gustos literarios de los adultos con los de los hijos o jóvenes en general.
Es claro que este decálogo ampliado parte de una suerte de desmitificación de lo que es la literatura para jóvenes y niños. Es un listado que plantea un reto importante a docentes y padres: asumirse como parte integrante e integral del proceso. Se enseña a amar a los libros con el ejemplo. Si decimos que se trata de una labor en la cual lo emocional es importante ¿qué mejor que nuestros guías la compartan con nosotros?
No será fácil porque se trata, parece, no sólo de “educar” a nuestros jóvenes y niños sino también de formar a los adultos que los guían para que compartan con ellos y sean capaces de conectarse con las nuevas vías que sus intereses nos muestran.
BENEFICIOS PARA LOS JÓVENES
Los beneficios de la lectura pueden ser los mismos para niños y jóvenes. Sin embargo en jóvenes denotamos más ventajas debido a su desarrollo de capacidades mucho más avanzadas. Acá mencionamos algunas:
- Da facilidad para exponer el propio pensamiento y posibilita la capacidad de pensar. Desarrolla la capacidad de juicio, de análisis, de espíritu crítico.
- Aumenta el equipo cultural; proporciona información, conocimientos. Cuando se lee se aprende. Leer para saber quiénes somos y de dónde venimos y adónde vamos; leer para iluminar nuestro presente teniendo memoria del pasado; leer para comprender los fundamentos de nuestra civilización.
- Mejora las relaciones humanas enriqueciendo los contactos personales. Nutre los contenidos de nuestras conversaciones y nos ayuda a comunicar nuestros deseos, sentimientos. Nos da la posibilidad de conocer a personajes que de otro modo no podríamos haber conocido y asomarnos al interior de muchas personas entablando con ellas una conversación portadora de cultura, conocimiento.
- Amplía los horizontes del individuo permitiéndole ponerse en contacto con lugares, gentes y costumbres lejanas a él en el tiempo o en el espacio. Por el contrario, el hombre que no tiene el hábito de leer, está apresado en su mundo inmediato. La lectura estimula y satisface la curiosidad intelectual, científica.
- Despierta aficiones e intereses. Es una puerta abierta por la que asomamos a mundos inéditos, a parcelas de la vida cultural, social, artística que no hubiéramos conocido nunca si no hubiera sido por los libros.
- Potencia la formación estética y educa la sensibilidad estimulando las buenas emociones artísticas y los buenos sentimientos. Las lecturas nos ayudan a conocernos a nosotros mismos y a los demás. La lectura nos enriquece, transforma, nos hace gozar, sufrir, sentir como real algo escrito.
- Es un medio de entretenimiento, distracción que relaja, divierte. (…) La lectura es fuente de disfrute, goce, felicidad. (…) Leer es pasión, algo que envuelve a la persona entera y le comunica un deleite porque es una actividad auténticamente humana.
- Puede contribuir al derribo de las tan denigradas barreras discriminatorias en la educación dando mayor igualdad de oportunidades educativas, ante todo por medio del fomento del desarrollo lingüístico y de la ejercitación intelectual.