Significado de la Navidad

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Doctora María Ester Flores Sandoval

Psicóloga

Máster en Terapia Familiar y Pareja.

Doctora en Educación

 

La Navidad, para la mayoría de la gente en casi todas partes del mundo, evoca un tiempo de fiesta única y necesaria.

 

Lo bonito es que, tanto creyentes como no creyentes, disfrutan de estas fechas. Cada familia lo celebra a su manera.

 

El comercio aprovecha para ofrecer todo lo que en esa época se requiera, desde decoración con motivos alusivos,  hasta ropa, y regalos para los niños.

 

Los pequeños sueñan todo el año con los regalos de Navidad, se ilusionan y hasta prometen portarse bien para recibir lo que tanto añoran.

 

Sin embargo, es necesario explicarles que ese no es el único motivo de la navidad.  Lo real e importante es el SENTIDO ESPIRITUAL. Basta con ver el Portal de Belén que casi nunca falta en las casas de nuestra querida Costa Rica.

 

Cada pieza que se pone recuerda la Divinidad de los Ángeles, la estrella  que alumbra la esperanza de la llegada del hijo de Dios. Es el Niñito Jesús que viene con mensajes de amor, perdón y fe.

 

También es un recordatorio de la humildad que nos debe acompañar cuando se practica la fe. Así como se arrodillan junto a la cunita, María, José, y los Reyes Magos para adorarlo, darle gracias, y sobre todo, recibirlo en el corazón, con la misma reverencia y ternura de la Virgen María.

 

Hacerles ver  que el nacimiento de Jesús en Belén cambió radicalmente la condición de nuestra humanidad. Desde entonces, por obra de Jesús, todos somos familia de Dios, e invitados a vivir en este mundo como hermanos, sin conflictos ni rivalidades, con esperanza y fortaleza. Jesús es el mejor tesoro y la mejor esperanza de nuestro mundo, el origen siempre vivo de un mundo diferente.

 

Por eso en este tiempo hay que llenarse de alegría. Darle a nuestros seres queridos regalos espirituales de amor, tiempo, y respeto. Invitarlos a cenar para compartir el alimento del cuerpo y del alma.

 

También se vale dar regalos materiales a los amigos y seres queridos, como un símbolo de paz y hermandad, evitando que los mismos sean pretextos para pelear o molestarse si no son lo que deseaba, o porque no son caros, o feos. Lo importante es el gesto.

 

Preparar a los niños con anticipación y organizar todo con calma será la clave para  tener éxito en las festividades. Por ejemplo, se pueden reunir en familia desde los primeros días de Diciembre para hacer una lista de familiares a quienes se les va a invitar el veinticuatro, y otra de amigos cercanos. De esta manera, sabrán qué tipo de comida se puede hacer según la cantidad de genete que llegará.

 

Pueden preparar lindas invitaciones con material de reciclaje y hacer de ese momento algo divertido y lleno de creatividad. Aprovechar para perdonar a quienes lo necesitan, y pedir perdón si es del caso. Esto permite que a la hora de reunirse no haya estrés ni malos entendidos.

 

Entre todos opinar para hacer un horario o agenda con actividades y juegos donde participen grandes y pequeños. Además, tener listo los premios que ganarán en lindos papeles de regalo.

 

Es importante que toda la familia participe y se comprometan. Así, los niños, especialmente, no sufrirán desencanto ni frustración.

 

Otra cosa linda para practicar en Navidad es la caridad. Hacer consciencia de que no son todos los hogares del mundo los que puedan preparar una cena ni tener regalos. Hay mucha necesidad y probreza, y que al Niñito Jesús le encantaría ver la bondad en todos los corazones de hombres y mujeres dando con desprendimiento a los que no tienen.

 

Una idea de ayuda, con entrega y entusiasmo, es hacer canastas decoradas de alegres colores, con ropa, comida, medicina, regalos, juguetes, galletas, queque Navideño y una tarjetita con pensamientos de luz y esperanza. Luego llevarlas a albergues de niños en abandono, ancianos, y hospitales, donde permitan realizar las entregas. Sin duda, es la mejor manera de enseñar valores de solidaridad y espiritualidad a nuestros hijos. Aprenderán que dando es como recibimos.

 

Estar bien consigo y con los demás hace que la Navidad sea más reluciente. Todos bajo un mismo pensamiento de hermandad,y para lograrlo la familia puede hacer un ritual muy sencillo. Desde el día uno hasta el veiticuatro, en las noches, se pondrán frente al Portalito y cada uno pedirá algo al Niñito o le ofrecerá más cariño a los hermanos, no pelelar, ser más obediente con la mamá y similares.

 

Al final ponen un poquito de zacate en la cunita del pesebre, para que el día de Navidad este lleno. Y así cantar con devoción…. Noche de paz, noche de amor.

 

 

 

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