Melissa Varela Molina
Publicomer
Estar en undécimo no es fácil. Ante el ajetreo de la graduación y los exámenes de bachillerato, surge una interrogante más: ¿qué carrea escoger?, ¿en cuál universidad?, ¿los exámenes de admisión? Para conocer más a profundidad éstas preguntas y otras que puedan tener los estudiantes, Actualidad Educativa realizó un grupo focal con cuatro estudiantes de undécimo año, y se estableció una discusión entre los jóvenes sobre ese proceso de escogencia y la incertidumbre constante que conlleva.
La presión que sienten los jóvenes ante la escogencia de una carrera que defina la profesión que desempeñarán no sólo es fuente personal; es decir, una presión autogenerada para tener definido eso “que se quiere ser”. También, viene de afuera, especialmente si aún no tienen bien definido qué quieren estudiar. Esa tensión no se limita a ese aspecto, trasciende más allá, e involucra aspectos como el tiempo de estudio, el costo, y en dónde. De ahí que otro tema importante que manifestaron fue el lograr un puntaje adecuado en los exámenes de admisión. Para lograr mantener la confianza, el apoyo de la familia es importante. La recepción de consejos, contribuye a encarrilar las expectativas de cada joven.
La dificultad en encontrar un empleo en el futuro relacionado con la carrera que se estudie no es ajena. La existencia de carreras con mucha demanda y poca oferta laboral, o aquellas en que los puestos de trabajo son muy limitados constituyen una preocupación continua. Por esto, la búsqueda de algo que guste y que brinde cierta garantía a la hora de entrar al mercado laboral se complica. Por ésta razón se planteó la interrogante de ¿estudiar lo que me gusta versus lo que solicita el mercado laboral? La respuesta estuvo enfocada en la labor que se tiene que hacer desde que se es estudiante. En otras palabras, buscar las mejores opciones y sacar lo mejor para tener el conocimiento suficiente a la hora de buscar empleo. El deseo de estudiar una carrera con un ámbito poco desarrollado ha significado un obstáculo, debido a que el futuro que se logra visualizar no es prometedor. De esta manera, el estudiar trasciende las fronteras nacionales, y se da la tarea de buscar opciones viables en el extranjero. En caso de no ser una opción viable, se opta por buscar carreras similares.
Los estudiantes concordaron que encerrarse en una sola opción no es algo positivo de hacer; la flexibilidad ante la escogencia brinda más oportunidades y la elaboración de mayor cantidad de metas.
¿Qué compartirían con otros estudiantes en su posición? La respuesta fue realmente impresionante. Primero, los nervios no pueden dejar que dominen el proceso, es necesario tener confianza en uno mismo. Además, la educación primaria y secundaria ha sido el preámbulo de preparación para la universidad. Segundo, la información es vital, por lo que no es recomendable quedarse con una única perspectiva a la hora de visualizar una carrera, sino ser más abierto. Tercero, en caso de depender de un examen de admisión, éste se puede realizar más de una vez por lo que preocuparse por un resultado no muy positivo en la primera puede traer la motivación suficiente para lograr lo mejor en el siguiente. Y principalmente que “Si se propone algo y se desea, uno lo logra”. Por lo tanto, es cuestión de confianza en sí mismo y vocación, lo demás son ingredientes adicionales.